Carmen Rodríguez Muñoz, una mujer de Cádiz que reside en Madrid, fue diagnosticada con Parkinson a los 49 años, una enfermedad que la llevó a abandonar su trabajo debido a una discapacidad del 80% y un alto grado de dependencia.
A pesar de su condición, Rodríguez encontró consuelo y propósito en su fe y en su participación en la iniciativa de Obras Misionales Pontificias (OMP), Enfermos Misioneros. Esta iniciativa permite a personas con enfermedades crónicas ofrecer su sufrimiento por la evangelización del mundo y por los misioneros. Rodríguez se identificó profundamente con esta espiritualidad, que le permite centrarse menos en sí misma y más en los demás, a pesar del dolor que experimenta debido a su enfermedad.
Carmen Rodríguez Muñoz, originaria de Cádiz y residente en Madrid, fue diagnosticada con Parkinson a los 49 años. Esta enfermedad neurodegenerativa, grave e incurable, cambió por completo su vida, llevándola a dejar su trabajo debido a una discapacidad del 80% y un grado de dependencia 3.
Rodríguez afirma que su fe ha sido crucial para no derrumbarse ante la enfermedad, acompañándola en lo que ella denomina un "camino de salvación". Tras recibir el diagnóstico, acudió a su parroquia en Madrid, donde se había reencontrado con Cristo gracias a la Primera Comunión de su hija. Allí, dice, siempre se ha sentido acompañada.
En una confesión, un sacerdote le habló de Enfermos Misioneros, una iniciativa de Obras Misionales Pontificias (OMP) que implica a los enfermos en la misión de la Iglesia a través del ofrecimiento de su enfermedad. Rodríguez se identificó profundamente con esta espiritualidad, que le permite dejar de centrarse en sí misma y ofrecer sus sufrimientos. Para ella, cada día se resuelve simplemente levantándose y orando por el misionero que esté más agobiado, más cansado, por el que hoy le falte comida.
Esta forma de vivir la enfermedad le proporciona a Carmen una profunda alegría. A pesar del sufrimiento y el dolor, decide ofrecerlo por alguien más, sintiéndose así parte activa de la Iglesia. "No eres un descartado", explica. Cuando el dolor se intensifica, le dice al Señor que no tiene nada que ofrecerle, más que el dolor, y ese dolor lo ofrece por los misioneros.
En el marco del año de la esperanza, Carmen recuerda que "todo enfermo tiene esperanza". Asegura que "Dios no va a permitir nada más de lo que puedas soportar", por lo que el sufrimiento no será en vano. Para ella, la enfermedad es algo que Dios envía para fortalecer nuestro camino y debemos aceptarlo como un regalo.
La Unión de Enfermos Misioneros es una iniciativa de OMP con casi 100 años de historia, que permite a personas con enfermedades o invalidez crónica ofrecer diariamente su dolor por la evangelización del mundo y por los misioneros. Para apoyar a estos enfermos misioneros, OMP publica cada dos meses un tríptico para meditar la Palabra de Dios, escuchar la voz del Papa y contemplar el testimonio de los misioneros. En 2025, OMP ha dado un paso más y ofrece contenido online adaptado y actualizado para los enfermos misioneros en su sitio web.
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