Manuel, un joven de 24 años, está preparado para recibir el Bautismo el sábado 1 de marzo en la basílica parroquia Asunción de Nuestra Señora de Colmenar Viejo, presidido por el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid. Criado en una familia con un padre ateo y una madre agnóstica, Manuel encontró la fe cristiana tras un periodo de búsqueda y reflexión, que comenzó durante sus estudios de Filosofía.
A pesar de la reacción inicial de su padre, este evento, que coincide con el Año Jubilar, es visto como un signo de esperanza. Su conversión, que comenzó en la parroquia Asunción de Nuestra Señora, ha sido un proceso de cambio tanto en la razón como en el corazón.
Manuel, un joven de 24 años, se prepara para recibir el Bautismo este sábado 1 de marzo en la basílica parroquia Asunción de Nuestra Señora de Colmenar Viejo. El acto será presidido por el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid. Manuel, proveniente de una familia con un padre ateo y una madre agnóstica, se adentró en la fe cristiana tras un largo recorrido de búsqueda y reflexión.
Su interés por la cuestión de Dios surgió durante sus estudios de Filosofía. A pesar de sus esfuerzos iniciales por demostrar que Dios no existía, sus discusiones con amigas salesianas y la lectura de diversos filósofos le llevaron a cuestionarse sus creencias. Fue un amigo quien le animó a buscar respuestas en la parroquia Asunción de Nuestra Señora, donde comenzó su camino de fe.
Manuel describe su proceso de conversión como un cambio primero en la razón y luego en el corazón. Pasó de ser miembro del Partido Comunista a integrarse en la Iglesia Católica. Actualmente, no teme rezar el avemaría y admira profundamente a Jesús, en particular su entrega y sacrificio en la cruz.
La decisión de Manuel de convertirse al cristianismo no fue bien recibida por su padre, aunque su madre, más agnóstica, no mostró tantos prejuicios. En su círculo de amigos, su cambio de fe ha causado cierta sorpresa. Sin embargo, Manuel asegura que vivir la fe le ha ayudado a entender que todo lo que le rodea es un regalo y que, aunque pueda haber dificultades, nunca está solo.
En el marco del Año Jubilar, el Bautismo de Manuel es visto como un signo de esperanza. El joven, que actualmente se prepara para opositar a Justicia, considera que la esperanza implica un salto de fe que aporta serenidad y tranquilidad al alma, especialmente cuando se vive en comunidad. Manuel cree que muchos jóvenes desean ser cristianos, pero a menudo se encuentran con barreras de lenguaje y comprensión.
Este sábado, Manuel estará acompañado por sus padres en su Bautismo. A pesar de las dificultades iniciales, su madre se muestra orgullosa y su padre ha prometido estar allí por él. Manuel mantiene la esperanza de que su fe pueda influir positivamente en su entorno familiar.
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