El pasado fin de semana, en el marco del Jubileo de los Diáconos en Roma, Willy Vargas, junto a otros dos españoles, Manuel Rico y Alejandro de la Concha, fue ordenado diácono permanente en la Basílica de San Pedro.
La ceremonia, que contó con la participación de alrededor de 4.000 diáconos de todo el mundo, fue realizada por el arzobispo Rino Fisichella en ausencia del Papa Francisco. Vargas, quien fue seleccionado por sorteo entre cinco candidatos al diaconado de la diócesis de Madrid, asistió a la ceremonia junto a su familia. Tras su ordenación, el lunes 24 de febrero, Vargas expresó su alegría y gratitud, afirmando que finalmente encontró sentido a su vocación.
Cerca de 4.000 diáconos permanentes de todo el mundo han participado en el Jubileo de los Diáconos este pasado fin de semana. A ellos se unieron 23 candidatos que iban a ser ordenados en la Basílica de San Pedro durante la Misa jubilar del domingo. Entre ellos, tres españoles: Manuel Rico, de la diócesis de Jaén, y Willy Vargas y Alejandro de la Concha, de la diócesis de Madrid. Estos dos últimos estuvieron acompañados por sus familias, otros diáconos permanentes de la diócesis y algunos candidatos.
Willy Vargas expresó su alegría y gratitud tras su ordenación, que tuvo lugar el lunes 24 de febrero. Fue elegido por sorteo entre los cinco candidatos al diaconado permanente que se iban a ordenar este año en Madrid. Durante la ceremonia, realizada por el arzobispo Rino Fisichella en sustitución del Papa Francisco, Willy afirmó que finalmente encontró sentido a su vocación.
Vargas asistió a la ceremonia en Roma junto a su esposa, Lourdes, y sus tres hijos: Martín (11 años), Mariana (10 años) y Nazaret (7 años). Durante la ceremonia, destacó tres momentos de especial importancia: la imposición de manos por parte de monseñor Fisichella, la entrega de la Palabra de Dios y el saludo de la paz al obispo. Este último momento fue especialmente emotivo, pues sintió la acogida de la Iglesia y el cariño de los diáconos ya ordenados.
Un momento significativo fue cuando el obispo auxiliar de Madrid, Vicente Martín, quien los había acompañado al jubileo, lo miró con ternura y cariño. Otro momento destacado fue cuando un padre misionero de la Caridad, carisma que Vargas vive desde joven, lo revistió con la estola diaconal y la dalmática. Al finalizar, sus compañeros diáconos de Madrid le pidieron su bendición en la plaza de San Pedro, lo que le emocionó mucho.
Sobre su futuro, Vargas afirmó que será el Señor quien indique lo que tiene que hacer. Su primer servicio como diácono será este martes en la Universidad Francisco de Vitoria, en una Eucaristía que presidirá un sacerdote misionero de la Caridad.
Escribir un comentario