Nazario, un joven de 20 años recién liberado de un centro de ejecución de medidas judiciales en Madrid, ha experimentado una transformación personal y espiritual tras su internamiento de cuatro años, que comenzó cuando tenía 16. Durante su tiempo en el centro, Nazario se acercó a la fe cristiana a través de reuniones semanales con el sacerdote Félix Martínez, capellán de los centros de menores infractores El Laurel y El Lavadero.
Tras un año de preparación, Nazario recibió los sacramentos de la iniciación cristiana en mayo del año pasado, un evento que marcó el inicio de su nueva vida. Actualmente, Nazario trabaja con su padre, está mejorando sus habilidades profesionales a través del estudio y planea casarse por la Iglesia. Atribuye su cambio de vida a su fe, afirmando que le debe todo a Dios.
Nazario, un joven de 20 años que prefiere mantener su identidad oculta, ha compartido su historia de transformación y esperanza tras salir de un centro de ejecución de medidas judiciales de internamiento para menores en la Comunidad de Madrid. El joven ingresó en el centro a los 16 años y, tras cuatro años de internamiento, ahora se encuentra en libertad condicional.
Hijo único de una familia trabajadora y nacido en Madrid, Nazario tuvo una infancia normal hasta que su vida tomó un rumbo equivocado. Después de varios meses en el centro, solicitó hablar con un sacerdote, Félix Martínez, capellán de los centros de menores infractores El Laurel y El Lavadero. Aunque Nazario no estaba bautizado, siempre había creído en Dios y a veces asistía a misa.
Nazario se unió a un pequeño grupo de internos que se reunía con el padre Félix cada viernes. A pesar de nunca haber asistido a la catequesis antes de su tiempo en el centro, Nazario siempre había deseado bautizarse. Durante un año, se preparó para recibir los sacramentos de la iniciación cristiana: Bautismo, Confirmación y Eucaristía.
La celebración tuvo lugar en mayo del año pasado, presidida por el vicario de Pastoral, José Luis Segovia. Antes de comenzar, Nazario pudo hablar con sus padres a quienes pidió perdón y les prometió que este sería el comienzo de una nueva vida "enmendando todos los errores".
Nazario y el padre Félix destacan el vital apoyo de la familia del joven durante todo este tiempo. Además, el acompañamiento espiritual ha sido un salvavidas para Nazario. Según el capellán, esta pastoral ayuda a los jóvenes a crecer como personas, a encontrarse a sí mismos y a Dios, y a restaurar las relaciones con los demás.
Actualmente, Nazario trabaja con su padre, estudia para mejorar sus competencias profesionales y tiene una relación con una antigua amiga. El joven planea casarse por la Iglesia y afirma: "A Dios le debo todo, me ha salvado de todo; incluso mi condena fue una advertencia de que ese no era el camino".
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