Durante la 63ª sesión de la Comisión de Desarrollo Social de las Naciones Unidas, el Observador Permanente de la Santa Sede, Mons.
Gabriele Caccia, abogó por una mayor inversión en el desarrollo integral de todos los seres humanos para promover la inclusión social. Su intervención, centrada en la necesidad de solidaridad y cohesión social para el bienestar de todos los individuos, subrayó la importancia de una sociedad donde nadie se sienta excluido. Este llamado a la inclusión y al desarrollo humano integral se produce en un momento en que la pandemia de COVID-19 ha exacerbado las des.
En la 63ª sesión de la Comisión de Desarrollo Social de las Naciones Unidas, el Observador Permanente de la Santa Sede, Mons. Gabriele Caccia, ha defendido la necesidad de una mayor inversión en el desarrollo integral de todos los seres humanos para fomentar la inclusión social. Caccia ha enfatizado que la solidaridad y la cohesión social son fundamentales para que todos los individuos puedan prosperar.
La intervención de Mons. Caccia se ha centrado en la importancia de la inclusión como un elemento crucial para el desarrollo social. Según el Observador Permanente, la inversión en el desarrollo integral de las personas es la única vía para conseguir una sociedad inclusiva y próspera.
El representante de la Santa Sede ha defendido la visión de una sociedad en la que nadie se sienta excluido. Para ello, ha destacado la necesidad de fortalecer los lazos de solidaridad y de fomentar la cohesión social. En este sentido, Mons. Caccia ha subrayado que la inversión en el desarrollo humano integral es una prioridad para garantizar que todos puedan prosperar, independientemente de su origen, situación económica o social.
La intervención de Mons. Caccia en la Comisión de Desarrollo Social de la ONU pone de manifiesto el compromiso de la Santa Sede con la promoción de una sociedad más justa e inclusiva. Este mensaje resuena con fuerza en un momento en el que la pandemia de COVID-19 ha exacerbado las desigualdades sociales y económicas en todo el mundo.
La Santa Sede, a través de su Observador Permanente en la ONU, reafirma así su compromiso con la solidaridad, la inclusión y la cohesión social, pilares fundamentales para el desarrollo de una sociedad que permita a todos sus miembros prosperar.
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