La diócesis de Madrid ha celebrado una Misa de acción de gracias en la catedral de la Almudena para rendir homenaje al Papa Francisco, tras su fallecimiento.
La ceremonia, que reunió a diversas personalidades y fieles, fue un emotivo reconocimiento a la vida y legado del Pontífice. María Yela, delegada de Pastoral Penitenciaria, recordó la cercanía de Francisco con los presos, mientras que María Inmaculada Sanz, vicealcaldesa de Madrid, subrayó las raíces cristianas de la ciudad e invitó a la unidad en este momento de duelo. Delegados de la archidiócesis, como María Bazal y José Barceló, destacaron el impacto de las enseñanzas del Papa en la vida familiar, mientras que jóvenes y líderes eclesiásticos recordaron su influencia en sus vocaciones y su compromiso con los marginados. La ceremonia reflejó el profundo agradecimiento de la comunidad católica madrileña hacia un Papa que marcó su camino con humildad y amor.
La diócesis de Madrid ha rendido homenaje al Papa Francisco en una emotiva Misa de acción de gracias celebrada en la catedral de la Almudena. María Yela, delegada de Pastoral Penitenciaria, destacó que Francisco “siempre va a estar en nuestro corazón guiándonos”. Recordó su cercanía con los presos, a quienes visitó en varias ocasiones en Casa Santa Marta, y cómo el Papa les hacía sentir útiles y les pedía ayuda con humildad.
María Inmaculada Sanz, vicealcaldesa de Madrid, expresó su conmoción por el fallecimiento del Pontífice, a quien consideraba en proceso de recuperación. Subrayó las profundas raíces cristianas de Madrid y animó a los católicos a vivir su fe plenamente. También invitó a los no católicos a acompañar a la Iglesia en este momento de duelo, resaltando la importancia de la unidad en la comunidad.
María Bazal y José Barceló, delegados de Familia de la archidiócesis, recordaron el impacto del Papa en sus vidas, especialmente a través de “Amoris laetitia”. Destacaron las enseñanzas prácticas de Francisco para los matrimonios, como la importancia de pedir perdón. Estas lecciones, según ellos, son fácilmente aplicables y reflejan la vida cotidiana de las familias.
El cantautor Migueli compartió su experiencia personal con el Papa, calificándolo como una “autoridad moral” y destacando su humanidad y buen humor. Su esposa, María Amparo Alonso, recordó la preocupación de Francisco por la reforma de Cáritas Internationalis, describiéndolo como un Papa reformador que buscaba establecer procedimientos claros.
Elisa Pérez, de la delegación de Jóvenes, valoró al Papa Francisco como un testigo del Evangelio que abrió nuevos horizontes. Recordó su participación en la JMJ de Cracovia y Lisboa, y cómo el Papa inspiró a los jóvenes a vivir su fe con entusiasmo y compromiso. Su legado, según Pérez, es un llamado a la acción y al testimonio cristiano.
Pablo de Mendoza, bailarín de la JMJ, recordó la bendición final del Papa como un testimonio de fe. Su vida espiritual fue influenciada por las palabras de Francisco, especialmente su famosa frase: “¿Quién soy yo para juzgar?”. Esta apertura y acogida marcaron su camino hacia la Iglesia, inspirándolo a vivir una fe auténtica y comprometida.
Pilar Algarate, de Cáritas Madrid, destacó al Papa Francisco como un faro para acercarse a los más excluidos. Recordó una carta personal del Papa a personas sin hogar, subrayando su compromiso con los necesitados. Francisco, según Algarate, enseñó a la Iglesia a ser un puente hacia los marginados, mostrando el rostro misericordioso de Cristo.
Lucas Gaudiosi, seminarista, compartió cómo las palabras del Papa en la JMJ de Panamá despertaron su vocación. Francisco, al recibir a los seminaristas de Madrid, les instó a acoger la miseria humana en sus corazones, reflejando el amor de Cristo. Gaudiosi considera providencial que el Papa haya partido en Pascua, un símbolo de resurrección y esperanza.
Nicolás Álvarez de las Asturias, rector de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, destacó la profundidad teológica de Francisco. Aunque se presentaba como un hombre sencillo, su teología accesible buscaba llegar a todos. Laura Moreno, delegada de Jóvenes, reafirmó que su teología era el Evangelio mismo, una pastoral de los signos de los tiempos.
José Luis Guzón, delegado de Enseñanza, describió al Papa como un educador del pueblo fiel. A pesar de sus 12 años en el pontificado, dejó un legado programático significativo. Su pedagogía desde el sóleo pontificio ha sido una guía para la Iglesia, marcando un camino de renovación y compromiso con el Evangelio.
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