El arzobispo Gabriele Caccia, representante de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, participó en una reunión de alto nivel sobre la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, donde destacó la necesidad de un enfoque más integral para evaluar el progreso humano.
El evento tuvo lugar recientemente en la sede de la ONU. Caccia señaló que depender únicamente del Producto Interior Bruto (PIB) como medida del desarrollo es insuficiente, ya que no refleja las múltiples dimensiones del bienestar humano. Durante su intervención, el arzobispo subrayó que los países de renta media enfrentan desafíos particulares que no siempre se capturan con métricas económicas tradicionales. Por ello, propuso la adopción de indicadores más completos que incluyan aspectos como la salud, la educación y el acceso a servicios básicos. Estas recomendaciones buscan redefinir las métricas de desarrollo en el marco de la Agenda 2030, que tiene como objetivo erradicar la pobreza y promover la prosperidad global.
El arzobispo Gabriele Caccia, representante de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, ha destacado la necesidad de adoptar un enfoque más integral para evaluar el progreso humano durante su intervención en la reunión de alto nivel sobre la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Según Caccia, confiar únicamente en el Producto Interior Bruto (PIB) como medida del desarrollo puede resultar insuficiente, ya que no refleja adecuadamente las diversas dimensiones del bienestar humano.
En su discurso, el arzobispo subrayó que los países de renta media enfrentan desafíos específicos que no siempre son visibles a través de las métricas económicas tradicionales. Por ello, abogó por la implementación de indicadores más completos que puedan ofrecer una visión más holística del desarrollo. Estos nuevos indicadores deberían considerar aspectos como la salud, la educación y el acceso a servicios básicos, que son fundamentales para una evaluación más precisa del progreso.
La intervención de Caccia pone de relieve la postura de la Santa Sede respecto a la necesidad de redefinir las métricas de desarrollo, especialmente en el contexto de la Agenda 2030. Esta agenda, adoptada por todos los Estados miembros de la ONU, busca erradicar la pobreza y promover la prosperidad global. La Santa Sede insta a los líderes mundiales a considerar estas recomendaciones para garantizar un desarrollo inclusivo y sostenible que beneficie a todas las naciones, especialmente a aquellas con economías en transición.
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