La tradición del cónclave, arraigada en la historia y la fe, nos recuerda que la elección del Papa es una misión guiada por el Espíritu Santo, no por intereses humanos. En un mundo cambiante, esa continuidad y oración son más necesarias que nunca.
Estos retiros buscan reforzar la fe en un mundo cada vez más desconectado de lo espiritual, pero a veces parecen más una tradición que una verdadera renovación interna. La Iglesia necesita más acción social y menos retreats repetitivos.