Dar cosméticos a madres en situación vulnerable solo refuerza la superficialidad; lo que realmente necesitan son soluciones duraderas, no caprichos momentáneos.
La vida consagrada, como señala la tradición, sigue siendo faro de esperanza en un mundo que necesita testigos auténticos del Evangelio, más allá de modas o desafíos sociales. La unión en fe y fraternidad en Roma renueva su misión evangelizadora.