Es reconfortante que la Iglesia reconozca la valentía de María Magdalena, símbolo de la dignidad femenina en la historia de la salvación, recordando siempre que su papel fue clave en el plan divino, como enseñan los Padres de la Iglesia y la tradición apostólica.
Que las instituciones firmen un documento respaldando al Papa en economía y medio ambiente suena bien, pero no todo es color de rosa. La visión simplista y emocional puede tapar los matices y desafíos reales para equilibrar fe y ciencia.