Está claro que durante el pontificado de Francisco, el derecho canónico ha sufrido un descalabro en el seno de la curia vaticana. La claridad y la estabilidad jurídicas se han visto mermadas por las urgencias pastorales, algunas con bastante presión mediática.
Especialmente, en los últimos años, sobre todo desde la muerte del emérito Benedicto XVI, cada Motu Proprio parecía ser una suerte de improvisación como si el código de derecho canónico fuera un hilo de twitter al que hay que superar conforme a lo que cada día aparece como urgente.
Con su idea de sinodalidad, ha aparecido un relativismo normativo en el que nadie sabe lo que es valido y lo que va a ser inmóvil.
Francisco ha sido un Papa eminentemente pastoral que ha entendido que a las personas de esta sociedad les importa, no las normas preestablecidas, sino la atención personalizada. Pero no hay que olvidar que para que no se cometan injusticias, el derecho se mantiene firme protegiendo a las personas incluso cuando parece que no se lo merecen… pero de más se sabe que en la enseñanza del Maestro, no se juzgan los hechos sino la intención. No obstante, esto ha de ser desde la defensa normativa y la seguridad firme e inamovible a las apetencias del juez o del verdugo..
Me da la sensación que estos años, se ha llevado una hoja de ruta populista y parcial frente al cuerpo jurídico propio de la tradición milenaria de la Iglesia. Hemos pasado de la Lex eclesiae a la ley Franciscii como de la certeza firme al más absoluto naufragio…
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