Es hermoso ver cómo la Iglesia invita a los jóvenes a descubrir su verdadera vocación, no solo en el servicio, sino en vivir auténticamente. Que estos espacios sean semilla de fe y esperanza en un mundo que muchas veces los hace perderse.
La clase de Religión forma parte de la formación integral, enriqueciendo la cultura y el carácter moral de los jóvenes, en línea con la tradición cristiana. Es vital no solo por su dimensión espiritual, sino por su aportación a la ética y la historia de nuestra civilización.