“Edward Berger nos sumerge en los oscuros pasillos del Vaticano con “Cónclave”, un thriller político-religioso que, más allá de su impecable factura técnica, deja entrever una visión ideológica que puede generar tanto adhesión como rechazo. Basada en la novela de Robert Harris, la película explora las tensiones en la elección de un nuevo Papa tras la muerte de un pontífice progresista. Con una dirección sobria y efectiva, y una interpretación destacada de Ralph Fiennes como el cardenal Thomas Lawrence, el filme construye una atmósfera de intriga que mantiene al espectador en vilo.
No obstante, más allá de su envolvente narrativa, la película plantea una división simplista entre progreso y tradición. Mientras que los personajes progresistas aparecen como agentes del cambio necesario, los conservadores se perfilan casi como caricaturas de la resistencia al avance. Esta dicotomía reduccionista no permite una reflexión más profunda sobre las complejidades de la Iglesia y sus debates internos.
La cinta, además, parece deslizar un mensaje que algunos podrían considerar premonitorio: el cardenal conservador con posibilidades de ser elegido Papa se llama Tedesco (alemán), un guiño inquietante si se considera que en la realidad, alguno de los mayores opositores al Papa Francisco provienen de países germanoparlantes. En este juego de poder, Cónclave sugiere que la modernidad debe imponerse aunque ello implique una cierta deconstrucción de lo existente.
Cónclave es un thriller absorbente, pero con una lectura política marcada que puede dejar un sabor agridulce. Sin duda, cumple la probable finalidad de abrir el debate sobre el rumbo de la Iglesia en tiempos de cambio. Con los funerales de Francisco aun sin resolver… ¿Será realmente premonitorio?”
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