El cardenal Sepe critica el gasto en armas y aboga por invertir en educación El cardenal Crescenzio Sepe, Arzobispo de Nápoles, realizó un llamamiento en favor de una libertad evangélica que promueva la humanidad, en un contexto donde predominan el ruido y el consenso fácil.

Este evento tuvo lugar durante una intervención en Nápoles, donde el cardenal destacó las consecuencias negativas de destinar recursos económicos a la industria armamentística, afirmando que "cada euro gastado en armas se resta de las escuelas". El cardenal Battaglia también participó, advirtiendo sobre la normalización de situaciones deshumanizadoras y subrayando la importancia de invertir en educación y servicios para el crecimiento integral de las personas. La intervención de los prelados se enmarca en un debate más amplio sobre la ética en el uso de recursos públicos, promoviendo la paz y el bien común como valores fundamentales según las enseñanzas de la Iglesia Católica.

El cardenal Crescenzio Sepe, Arzobispo de Nápoles, ha pronunciado un firme llamamiento en favor de una libertad evangélica que promueva la humanidad, en un contexto donde el ruido y el consenso fácil parecen prevalecer. Durante su intervención, el cardenal hizo hincapié en las consecuencias de la asignación de recursos económicos a la industria armamentística, señalando que “cada euro gastado en armas se resta de las escuelas”. Esta afirmación subraya la preocupación por las prioridades en el gasto público y su impacto en el desarrollo social.

En su discurso, el cardenal Battaglia advirtió sobre el peligro de la normalización de situaciones que deshumanizan, instando a la comunidad a reflexionar sobre las decisiones que afectan al bienestar común. El prelado destacó la importancia de invertir en educación y servicios que contribuyan al crecimiento integral de las personas. Este enfoque, según el cardenal, es esencial para construir una sociedad más justa y equitativa, donde los valores evangélicos guíen las acciones colectivas.

El mensaje del Arzobispo de Nápoles se enmarca en un contexto más amplio de debates sobre la ética en el uso de los recursos públicos. Su intervención busca generar conciencia sobre la necesidad de priorizar inversiones que beneficien a la sociedad en su conjunto, en lugar de fomentar la industria bélica. La postura del cardenal resuena con las enseñanzas de la Iglesia Católica, que abogan por la paz y la promoción del bien común como pilares fundamentales de la convivencia humana.

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