La Catedral de Oviedo fue el escenario del funeral por el eterno descanso del Papa Francisco, celebrado este lunes, 28 de abril.
El acto, presidido por el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz Montes, congregó a un centenar de sacerdotes diocesanos y a numerosos fieles que llenaron el templo desde mucho antes del inicio de la ceremonia. En un ambiente de recogimiento y oración, la comunidad católica asturiana se unió para rendir homenaje al Santo Padre, recordando su dedicación y servicio a la Iglesia. Durante la misa, el Arzobispo Sanz Montes ofreció palabras de consuelo y esperanza, subrayando la importancia de mantener vivo el legado del Papa Francisco en los corazones de los fieles. La celebración concluyó con un agradecimiento a los asistentes, quienes, con su presencia, manifestaron su respeto y afecto hacia el Pontífice.
La Catedral de Oviedo acogió este lunes, 28 de abril, el Funeral por el eterno descanso del Papa Francisco, un acto solemne que reunió a fieles y clérigos en un emotivo homenaje. La ceremonia fue presidida por el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz Montes, quien estuvo acompañado por un centenar de sacerdotes diocesanos. Desde mucho antes del inicio de la celebración, el templo se encontraba lleno, reflejando el profundo afecto y respeto hacia el Santo Padre.
La misa de funeral, celebrada en la majestuosa Catedral de Oviedo, fue un momento de recogimiento y oración por el alma del Papa Francisco. La presencia de numerosos sacerdotes y fieles evidenció la unidad de la comunidad católica en Asturias en torno a la figura del Pontífice. Durante la ceremonia, se destacó la dedicación y el servicio del Papa a la Iglesia, recordando su legado y su compromiso con los valores evangélicos.
El Arzobispo Jesús Sanz Montes dirigió unas palabras de consuelo y esperanza a los presentes, subrayando la importancia de mantener viva la memoria del Papa Francisco en los corazones de los fieles. La celebración concluyó con un sentido agradecimiento a todos los asistentes, quienes, con su presencia, rindieron homenaje al Pontífice. La Catedral de Oviedo se convirtió así en un símbolo de unidad y fe, acogiendo a quienes quisieron despedir al Papa en un ambiente de oración y recogimiento.
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