El arzobispo Emilio Nappa, Secretario General de la Gobernación del Vaticano, presidió una celebración Eucarística de preparación a la Pascua dirigida a los empleados de la Ciudad del Vaticano esta mañana.
Durante el evento, que tuvo lugar en el Vaticano, Nappa instó a los trabajadores a ser "portadores de alegría" en sus ámbitos laboral y personal. En su homilía, enfatizó la importancia de la comunidad y la fraternidad entre los empleados, subrayando la necesidad de mantener relaciones humanas auténticas. El arzobispo destacó que, en tiempos de incertidumbre, es esencial aportar positividad y esperanza, y recordó a los asistentes la misión de la Iglesia como guía espiritual. La ceremonia concluyó con un llamado a vivir la Pascua con un espíritu renovado, reafirmando el compromiso con los valores cristianos y el servicio a la comunidad.
El arzobispo Emilio Nappa, Secretario General de la Gobernación del Vaticano, presidió esta mañana la celebración Eucarística de preparación a la Pascua destinada a los empleados de la Ciudad del Vaticano. Durante su intervención, Nappa instó a los trabajadores a mantener su humanidad y ser “portadores de alegría” en su entorno laboral y personal. **El evento tuvo lugar en un contexto de recogimiento y reflexión**, en el que se enfatizó la importancia de la espiritualidad en la vida cotidiana de los empleados.
En su homilía, Nappa destacó el valor de la comunidad y la fraternidad entre los empleados del Vaticano, subrayando la necesidad de cultivar relaciones humanas sólidas y auténticas. **Señaló que, en tiempos de incertidumbre, es fundamental que cada individuo aporte positividad y esperanza**. El arzobispo también hizo hincapié en que la Pascua representa una oportunidad para renovar el compromiso personal con los valores cristianos y con el servicio a los demás.
Además, Nappa recordó a los asistentes la misión de la Iglesia de ser un faro de luz y guía para el mundo, alentándoles a reflejar estos principios en sus acciones diarias. **El acto concluyó con una invitación a los empleados a vivir la Pascua con un espíritu renovado**, comprometidos con su labor y con la comunidad en la que se desenvuelven. La ceremonia fue un momento de introspección y reafirmación de los principios que guían el trabajo en el Vaticano.
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