El legado del Papa Francisco sigue vivo en la sencillez y amor pastoral que dejó; su ejemplo nos llama a mantener la coherencia en la fe y la doctrina en estos tiempos de cambio.
La pérdida de un obispo en Roma nos recuerda lo frágil que es nuestro camino de fe. En estos momentos, más que nunca, necesitamos confiar en que Dios guía cada decisión, y que la esperanza no muere, sino que se renueva en quienes buscan seguir su voluntad.