Según un análisis publicado en Il Riformista, la historiadora Lucetta Scaraffia plantea un escenario revelador sobre la sucesión del Papa Francisco. A su juicio, el próximo pontífice será más moderado, una figura menos expuesta mediáticamente y alejada de la aparente confusión que, según ella, ha caracterizado el actual papado.
Scaraffia describe un Vaticano en el que, tras años de apertura mediática y gestos reformistas, se percibe ahora una profunda necesidad de estabilidad. La historiadora apunta que, bajo Francisco, la imagen pública de la Iglesia ha priorizado la apariencia sobre la sustancia, lo que ha generado tensiones internas y desorientación doctrinal. Además, lanza una crítica directa sobre el papel de las mujeres en la Iglesia actual, destacando que las figuras femeninas promovidas han sido en su mayoría religiosas "obedientes", limitando así cualquier cambio real en su protagonismo e influencia.
En su reflexión, Scaraffia sugiere que la elección del próximo Papa buscará recuperar un modelo de liderazgo más tradicional, menos propenso a las sorpresas y centrado en la conservación de la doctrina católica. Un cambio de rumbo que, de producirse, marcaría una etapa muy diferente de la vivida en la última década, aunque sin renunciar del todo a ciertos gestos de modernización superficial.
Este análisis deja abiertas muchas incógnitas sobre el futuro de la Iglesia Católica, anticipando una etapa de ajustes donde la continuidad y la prudencia podrían imponerse sobre las audaces innovaciones.
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