El capellán Rufino García celebra la Semana Santa 2025 en el CIE de Aluche Durante la Semana Santa del Año Jubilar 2025, el capellán Rufino García Antón llevó a cabo una serie de celebraciones litúrgicas en el Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE) de Aluche, Madrid. Inspirado por las reflexiones del cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, en el Vía Crucis, García Antón centró sus meditaciones en la undécima estación, "Jesús es clavado en la cruz", rezando "con y por los migrantes".

A lo largo de los días santos, el capellán celebró la Eucaristía del Domingo de Ramos, el Jueves Santo con el tradicional lavatorio de pies, y el Domingo de Pascua, donde entregó flores "siempre vivas" a los internos. Unas 18 personas participaron en las primeras celebraciones, mientras que el Domingo de Pascua reunió a una treintena de internos, quienes vivieron la experiencia con profunda intensidad espiritual y agradecimiento.

El capellán del Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE) de Aluche, **Rufino García Antón**, ha compartido su experiencia durante la Semana Santa de este Año Jubilar 2025 con las personas del centro. Inspirado por las palabras del cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, durante el Vía Crucis en la catedral, el capellán reflexionó sobre la undécima estación: “Jesús es clavado en la cruz”, que se reza “con y por los migrantes”. Esta meditación le llevó a pensar en los internos del CIE, con quienes celebró diversas liturgias.

El Domingo de Ramos, Rufino García celebró la Eucaristía con los internos, compartiendo la entrada de Jesús en Jerusalén y anticipando su pasión. En el Jueves Santo, la celebración de la Última Cena incluyó un gesto significativo: el lavatorio de los pies, un rito que se ha convertido en una tradición donde no solo el capellán lava los pies de los internos, sino que ellos también lavan los suyos. “Fue un momento lleno de profundo sentido evangélico”, expresó el capellán.

El Domingo de Pascua se vivió con especial alegría, simbolizada en la entrega de una flor “siempre viva” a cada participante. Una treintena de internos experimentaron esta “explosión pascual” que, según García, se vivió con una autenticidad indescriptible. A lo largo de los días santos, la participación fue constante, con unas 18 personas el Domingo de Ramos y el Jueves Santo, y alrededor de 30 el Domingo de Pascua.

Más allá de las cifras, lo que destacó fue la intensidad espiritual de las celebraciones. **La atención, la mezcla de tristeza y seriedad en los rostros, las palabras justas y medidas, la vivencia creyente y orante, la esperanza contra toda esperanza, el agradecimiento**... Rufino García describió esta experiencia como una gracia y un privilegio, recordando las confidencias de los internos al final de las celebraciones.

El capellán también evocó un poema de Gabriela Mistral que considera especialmente relevante en este contexto: “**Pero la imagen de Cristo… no la busque de madera, de bronce, de piedra o yeso, ¡mejor busque entre los pobres su imagen de carne y hueso!**”. Estas palabras resuenan con fuerza en el entorno del CIE, donde las celebraciones de Semana Santa han dejado una profunda huella en todos los participantes.

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