El cardenal José Cobo convocó a una reunión en el Seminario Conciliar de Madrid el 21 de febrero para discutir la implementación del Sínodo, un proceso de consulta dentro de la Iglesia Católica.
En este encuentro, Cobo dialogó con Eva Fernández Mateo, presidenta de Acción Católica General e invitada especial del Papa en la Asamblea Sinodal, sobre su experiencia en el Sínodo y los desafíos que enfrenta la Iglesia universal y la diócesis de Madrid. Fernández abogó por la participación de todos en el proceso sinodal, con el objetivo de anunciar a Jesucristo en el mundo actual y mostrar el amor y la misericordia de Dios a todas las personas. Durante el diálogo, se discutieron temas como la corresponsabilidad, la necesidad de una conversión personal y pastoral, y la importancia de ser una Iglesia más acogedora y cercana.
El cardenal José Cobo ha convocado a todos los que participaron en la consulta inicial del proceso sinodal y a quienes deseen implicarse en su implementación a un encuentro el próximo viernes 21 de febrero, a las 18:00 h, en el salón de actos del Seminario Conciliar de Madrid. En esta jornada, el arzobispo de Madrid dialogará con Eva Fernández Mateo, presidenta de Acción Católica General e invitada especial del Papa en la Asamblea Sinodal, sobre su experiencia en el Sínodo y los desafíos que afronta la Iglesia universal y la diócesis de Madrid.
Eva Fernández expresa su deseo de transmitir la alegría y la esperanza que experimentó durante el Sínodo y aboga por vivir la sinodalidad en cada una de nuestras parroquias y comunidades. Destaca que se trata de caminar juntos con el objetivo de anunciar a Jesucristo hoy, en medio de nuestro mundo, y de descubrir, unidos, los caminos que debemos emprender para mostrar el amor y la misericordia de Dios a cada hombre y cada mujer en este siglo XXI.
Durante el diálogo con el cardenal José Cobo, se abordarán claves fundamentales como la corresponsabilidad, entendida como una corresponsabilidad diferenciada que debemos hacer vida en nuestras parroquias y comunidades. Fernández subraya la importancia de valorar cada vocación, cada carisma y los dones de cada persona, viviendo nuestra misión al servicio de los demás. Asimismo, afirma que se trata de ampliar la participación de todos, discernir juntos cómo construir comunidad y aprender a valorar la unidad en la diversidad para hacer vida la corresponsabilidad.
Fernández señala la necesidad de una conversión personal, del corazón, pero también una conversión pastoral y estructural. En el documento final del Sínodo, se habla de la conversión de las relaciones y de los procesos, es decir, de cómo trabajamos en nuestras estructuras. También se menciona la "conversión de los vínculos", lo que implica reflexionar sobre los espacios donde nos hacemos presentes en la vida de las personas.
Eva Fernández también destaca la importancia de ser una Iglesia más familia y más hogar. Afirma que este proceso sinodal debe ayudarnos a construir una Iglesia más cercana, donde todos la sintamos como nuestra casa y como familia de Dios. El reto es caminar hacia una Iglesia acogedora, que integre, que incluya; una Iglesia misericordiosa y humilde, con una opción preferencial por los pobres, los vulnerables y quienes sufren.
En cuanto a la profecía social, Fernández afirma que estamos denominados a ser profecía en medio de nuestra sociedad, testimoniando que es posible otra forma de vivir. Subraya la necesidad de descubrir qué caminos podemos trazar juntos, aprendiendo desde la escucha y el diálogo profundo con el otro, construyendo un camino común, fomentando el cuidado mutuo, valorando la interdependencia y buscando el bien común.
Finalmente, en el ámbito de la formación, Fernández destaca la necesidad de una formación integral que nos ayude a vivir con coherencia, en sinodalidad, en diálogo y en compartir. También es fundamental profundizar y capacitarnos para ser más evangelizadores y vivir con mayor fidelidad al Evangelio. Concluye que se trata de caminar juntos, unidos, fomentando la participación de todos y siempre orientados a la misión, sin olvidar que nuestra misión es anunciar a Jesucristo en medio del mundo.
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