El Colegio Arzobispal de Madrid, que funciona también como seminario menor, se esfuerza por ofrecer una formación integral a sus estudiantes, fomentando tanto su crecimiento académico como espiritual.
Este enfoque educativo, liderado por sacerdotes como Iñaki Martín, busca ayudar a los estudiantes a descubrir su vocación y prepararse para ser buenos cristianos y ciudadanos. A pesar de ser una institución exclusivamente masculina, el colegio sigue las recomendaciones del Sínodo de incorporar perfiles femeninos en la formación. Además de la educación académica, el colegio ofrece actividades extraescolares con un enfoque vocacional y promueve el servicio a la comunidad. Los estudiantes que sienten una posible vocación al sacerdocio tienen la opción de residir en el centro durante la semana, proporcionándoles un entorno de discernimiento más intensivo.
El Colegio Arzobispal de Madrid, que también sirve como seminario menor, se destaca por su enfoque integral en la formación de los alumnos. Según Adrián, un estudiante de 3º de la ESO, el colegio se centra no solo en lo académico, sino también en las virtudes de cada estudiante. A pesar de haberse incorporado recientemente, Adrián ya se siente como en casa y destaca la disponibilidad de los sacerdotes para dialogar, confesarse o recibir consejos.
Iñaki Martín, sacerdote y formador en el Colegio Arzobispal, explica que su objetivo es que los estudiantes descubran lo que Dios quiere de ellos y se preparen para ser grandes cristianos, trabajadores, esposos y padres. Además, el colegio ofrece acompañamiento a los estudiantes, lo que requiere una mirada especial sobre ellos y la implicación de todo el personal educativo.
Aunque los alumnos son todos varones, el centro sigue las recomendaciones del Sínodo, que pide la incorporación de perfiles femeninos a la formación de potenciales aspirantes al sacerdocio. Además, seminaristas de último curso ayudan en el acompañamiento de los chicos en actividades y conversaciones.
En el colegio, la formación no se limita a lo académico. Según Martín, cuando un alumno tiene dificultades académicas, buscan lo que hay detrás, como la situación familiar y social del estudiante. Además, el colegio ofrece actividades extraescolares con un carácter más vocacional y fomenta el servicio a la comunidad.
Para aquellos estudiantes que intuyen una vocación al sacerdocio, el colegio ofrece la posibilidad de residir en el centro de lunes a viernes. Esta experiencia, que requiere tener más de 13 años, permite un discernimiento más intenso, pero no obligatorio. En esta comunidad, se cuida que los estudiantes tengan una vida de oración y comunitaria, similar a la de una gran familia.
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